¿La sola idea de dar un discurso frente a una audiencia te produce nervios? No tiene por qué ser así.
Ya sea presentar un tema en la Universidad, dar un discurso en una boda o exhibir los resultados del balance mensual en el trabajo, hablar en público es inevitable en muchos aspectos de la vida. Fuente de inseguridad para muchos y de paralizante miedo para otros, pararse frente a una audiencia con confianza es algo que se puede aprender y mejorar con la práctica. En esta oportunidad, te compartimos algunas estrategias y consejos para liberarte del pánico y expresar tus ideas con eficacia y tranquilidad:
1. Aprende de los mejores
Si te estás preparando para una presentación, investiga acerca de qué hace que los buenos oradores sean tan buenos. Busca las últimas charlas TED y presta atención a los ademanes, hábitos y comportamientos de los presentadores y trata de incorporarlos.
2. Conoce bien tu material
Improvisar no es una buena idea. Aunque seguir la corriente y ser espontáneo es recomendable, confiar en que tu presentación será buena sin una pizca de preparación es algo que ni siquiera los mejores oradores harían. Investiga. Conoce profundamente el tema, qué dirás y cómo vas a decirlo. Saber de lo que se habla es una de las mejores maneras de aplacar los nervios.
3. Practica, practica y practica otra vez
Una vez que tu presentación esté armada, revísala. Luego, revísala de nuevo. Practica tu discurso frente a un espejo, y luego practica frente a un familiar o amigo. Cada vez que repitas tu presentación te sentirás más cómodo, y la idea de llevarla a cabo frente a una audiencia será menos intimidante.
4. Prepara un plan B
Pensar en “qué puede pasar si…” genera ansiedad. “¿Qué pasa si el computador no reconoce la presentación de PowerPoint?”, ¿Qué pasa si alguien interrumpe constantemente? y ¿Qué hago si el proyector no funciona?” son algunas de las interrogantes que pueden sembrar el pánico en cualquier orador.
Es por esta razón que debes crear planes de contingencia y así estar más preparado si ocurre lo peor, aunque probablemente no ocurra.
5. No esperes al último momento…
… para chequear que el micrófono funcione, que el proyector proyecte o que la iluminación ilumine. Todo esto debe estar preparado de antemano. En caso de que algo falle, sonríe y trata de mantener la compostura mientras tú mismo u otros se encargan del problema. Lo más importante es cómo reaccionas.
6. Cuida tu apariencia
Por más que lo más importante es lo que digas y cómo lo digas, tu apariencia personal no deja de ser un elemento a tener en cuenta a la hora de dar una presentación eficaz. Cuanto más prolijo y profesional sea tu aspecto, más confianza sentirás frente a la audiencia. Asegúrate de lucir lo mejor que puedas.
7. No te excuses
Se suele recomendar a los oradores inexpertos que transmitan sus inseguridades a la audiencia, es decir, que al comienzo de la presentación digan cosas del estilo “Perdón, es que estoy nervioso” o “No soy bueno en esto”. Si puedes evitarlo, mejor. Prepárate lo suficiente para poder hablar en público sin tener que dar excusas.
8. Emplea los recursos visuales como apoyo
Contar con una buena presentación de PowerPoint e incluso proporcionar material a la audiencia te quitará un poco de presión, ya que los ojos del público no estarán siempre posados en ti y tendrás algo en qué basarte si te quedas en blanco.
Recuerda, sin embargo, que las diapositivas no deben tener mucho texto, ya que en ese caso nadie escuchará lo que dices. Si toda la presentación te pasas leyendo directamente de un papel o de las diapositivas, mostrarás falta de confianza y conocimiento en lo que dices. Es recomendable que solo uses los recursos visuales como un apoyo extra, no como muletas.
9. Háblale a una persona a la vez
Uno de los aspectos de dar discursos que más terror pueden generar es el público. Quizás la sola idea de pararte frente a muchas personas expectantes, esperando escuchar tus palabras, pueda hacerte sentir escalofríos. La mejor manera de superar este miedo es hablarle a una persona a la vez.
Elige tres personas del público y alterna tu mirada entre ellos, como si estuvieran teniendo una conversación en un café. Y míralos a los ojos.
Lo más importante: no te quedes mirando al piso, al cielorraso ni a tus apuntes, esto demostrará que no estás lo suficientemente preparado ni tienes confianza en lo que dices.
10. Incorpora tu opinión personal
Cualquiera puede “copiar y pegar un tema” y repetirlo mecánicamente frente a una audiencia. Lo que hará la diferencia en tu presentación es lo que tú le puedas aportar desde tu experiencia y conocimientos personales. Al momento de dar tu discurso intenta incluir, ocasionalmente, algunos pensamientos y opiniones propias. Aunque estas deben ser previamente planificadas y preparadas, trata de que luzcan espontáneas. Brindar un poco de ti a la presentación hará que se sienta más descontracturada e interesante a los ojos del público.
11. Habla claro
Hablar a una velocidad excesivamente rápida es uno de los delatores más indiscretos del nerviosismo. Por más que tu discurso sea brillante, si nadie puede entenderte este tiene el mismo valor que si dictaras tu lista de compras. Intenta hablar de forma pausada y clara, incluso un poco más lento de lo normal.
12. Sé breve
Lamentablemente, existen muchos oradores que alargan su presentación hasta lo impensable con discursos de nunca acabar, sin importarles aburrir mortalmente a la audiencia ni respetar su tiempo. No seas uno de ellos. Ten claro qué es lo que se espera de tu presentación y respétalo, ni más ni menos.
13. Relájate
Los seres humanos solemos ser los peores críticos de nosotros mismos. Si te olvidas de una frase de tus apuntes o si te salteas una diapositiva sin querer, no es el fin del mundo. Es solo una presentación.